En un creciente número de conflictos las fuerzas armadas y las organizaciones humanitarias deben actuar de manera paralela. Sin embargo, sus objetivos son distintos: por un lado, contribuir a la resolución política y militar del conflicto y, por otro, mitigar las consecuencias del conflicto sobre las poblaciones víctimas. Por consiguiente, la acción humanitaria del CICR se rige por los principios de imparcialidad, neutralidad e independencia. Debe llevar a cabo sus actividades independientemente de todo objetivo y consideración política o militar, aplicando como único criterio las necesidades de las víctimas. Por su parte, las fuerzas armadas están sujetas al poder político que establece el marco de su misión y los objetivos que han de conseguir, recurriendo entre otras cosas a la fuerza. El autor llega a las tres conclusiones siguientes: - El objetivo primordial de las operaciones militares debe ser instaurar y preservar la paz y la seguridad, y contribuir así a una solución política del conflicto. - La meta de la acción humanitaria no es resolver el conflicto, sino proteger la dignidad humana y salvar vidas. Debería llevarse a cabo de manera paralela a un proceso político que, teniendo en cuenta las causas subyacentes del conflicto, procure alcanzar una solución política. Las organizaciones humanitarias deben preservar su independencia de decisión y de acción, a la vez que mantienen consultas estrechas con las fuerzas armadas.
By entering this website, you consent to the use of technologies, such as cookies and analytics, to customise content, advertising and provide social media features. This will be used to analyse traffic to the website, allowing us to understand visitor preferences and improving our services. Learn more