El fenómeno de la cobertura de los acontecimientos mundiales las 24 horas del día sin duda ha conllevado la dificultad, para los periodistas, de mantenerse fieles a la deontología de su profesión. Paralelamente, las organizaciones humanitarias se esfuerzan por defender el concepto de acción independiente y neutral en conflictos armados que tienen repercusiones mundiales. Quienes tienen que informar sobre situaciones cada vez más complejas en zonas de guerra o tratar de aliviar el sufrimiento de las víctimas suelen afrontar esos dilemas morales. Basándose en ejemplos de conflictos recientes, el autor de este artículo se pregunta cómo los periodistas y las organizaciones humanitarias pueden contribuir a salvar vidas.
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